
Sin duda uno de los rincones porteños más alegres y pintorescos es el bar-restaurante J. Cruz Martínez, que se encuentra ubicado en la calle Condell desde el año 1972, pasando a convertirse con el tiempo en uno de los locales más clásicos de la zona.
Su grato, tranquilo y distendido ambiente es lo que siempre a caracterizado a este local, al que se puede ir ya sea a almorzar, al iniciar una noche de juerga, o bien para finalizarla con una buena “Chorrillana”.
Este plato es lo más clásico del J. Cruz las según se indica que fueron creadas por el dueño del lugar, para luego volverse muy populares en toda la región. Sin embargo, las “Chorrillanas” del J. Cruz son ampliamente reconocidas como las mejores de Valparaíso.
Este es un plato bastante abundante, que consiste en papas fritas, cebolla cocida al vapor revuelta con huevo y carne picada.
Lo otro característico del lugar es la “Carne Mechada”, especialidad que vale la pena probar, pues al igual que todos los otros platos, son preparados al instante, al momento de ser pedidos, por que se puede saborear el gusto casero de cada comida.Además en el J. Cruz se pueden disfrutar abundantes platos chilenos, una amplia variedad de tragos, buen servicio, y deleitar sus oídos escuchando música en vivo, que llena de vida a este acogedor lugar.
UN VERDADERO MUSEO
El J. Cruz es un lugar con historia, la que esta dada por la cantidad de objetos que lo decorar, y que constituyen un verdadero espectáculo visual para el visitante, mientras se espera la llegada de algún delicioso plato.
Así, una gran vitrina cargada con reliquias antiquísimas se hace notar al momento de ingresar a este local, que fue declarado museo por la Municipalidad.
A ello se suma el que todos los clientes que han visitado el restaurante, si lo desean pueden dejar inserta su huella, puesto que los manteles y paredes se encuentran rallados completamente con mensajes y firmas de miles de porteños y turistas de los más distantes sitios del planeta. Esto se ha convertido en toda una tradición del restaurante.
En tanto, los encargados de ponerle vida al ambiente son dos característicos viejitos del lugar, muy conocidos en el medio de la bohemia porteña, y que por más de 16 años han llenado de alegría a este local con música en vivo.
Con un acordeón y un cantante, estos incansables músicos deleitan a los asistentes particularmente con melodías latinoamericanas, ya sea, samba, cumbia, boleros, tango, cueca y las clásicas canciones de siempre dedicadas al “Puerto Querido”. Con ello consiguen finalmente hacer cantar hasta el más tímido de los comensales.Cabe destacar que este lugar siempre está lleno, y sobretodo los fines de semana es común ver gente en la salida esperando que se desocupe una mesa, por lo que es recomendable llegar temprano.
El J. Cruz es un lugar turístico, conocido incluso internacionalmente, y que cuenta con una fiel clientela de la región, santiaguina y extranjera, que quieren compartir de un buen momento, en un local en el que reina un espíritu muy amistoso y afectivo.
¡Buen provecho, Simon!
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